lunes, 25 de mayo de 2009

AFIRMATIVO

Se habían apagado las luces en la capital  y la noche joven  se movía lenta con las actividades cotidianas de un fin de semana, “sendero” actuó nuevamente y nos dejó con los festejos que los resultados de los trámites realizados merecían y con temores de oscuridad, decidimos marchar hacia el hotel,  amparados y temerosos de la penumbra. 

El “Crillón”, antiguo hotel del centro en la ciudad de los reyes, rodeado de prostitutas con olor a tiempo de amores furtivos, de carros antiguos, de ladrones de carteras enflaquecidas, de aroma a anticucho y choncholí; Con ayuda de la oscuridad, pasamos por la plaza Francia,  caminamos sin prisa, mientras a nuestro costado por la vereda de la derecha un parroquiano trataba  beodo de comprobar con la mano entre los pantalones de su  pareja eventual algo que ella no quería que se compruebe. 

-Seria bueno que confirmes a nuestro vuelo al Cusco, sentencio el alcalde de la ciudad sagrada y un ataque de nostalgia nos invadió desde ese instante: en silencio como  para no perturbar ese momento ingresamos al hotel… sin prisas, la tenue luz intermitente de los carros que pasaban presurosos por la avenida la colmena, un cigarro para la nostalgia  el sabor de un buen pisco y después cada uno a su habitación  hasta el día siguiente. 

La compañía de aviación Fauccett se encontraba  como a cien metros del hotel, ellos inauguraban el sistema de una cola para varias ventanillas, llegue con el tiempo necesario para chequear los pasajes y fue en ese momento que la  miré,  al  fondo,  en la ventanilla cuatro, piel color canela, bronceada podría estar, cejas pobladas, ojos moros imposibles, cabello ondulado y labios para besar sin remordimiento… allí estaba… ventanilla cuatro... al fondo. 

Me imaginé caminando con ella en la  Av. Larco, tomando un café en el Haití, cómo sería de absurdo que una persona de mi edad pueda salir de la mano con alguien tan bella y tan joven...pero mi mente daba para más … podríamos estar en una heladería… la que está de moda… no importa nada, ahora me estaba trasladando a la playa , caminábamos hablando de sus cosas, teníamos la brisa del mar , descalzos y con los zapatos en la mano, quizás podría ser Chaclacayo, en la plaza, sentados en una banca de la “paccha”, como las que hay en mi ciudad, ese momento quería saber algo mas de Arjona, conocer el color preferido de Madonna… Como si me importara. 

La cola avanzaba  lentamente, creo que era lo único que no tenía prisa en esta ciudad. Ojala que me toque la ventanilla cuatro me decía interiormente  mientras mi mente retornaba a Barranco, a tocar sus cabellos, mire sus manos delgadas, no tenían prisa, hacían su labor con eficacia, entretanto yo continuaba en el puente de los suspiros… suspirando. 

A medida que avanzaba la fila mi respiración se aceleraba, tanto que podía sentir que mi corazón se salía, tenía la boca seca,  tanto que llegaba a molestar y en lo profundo de mi mente pensaba… quisiera que me toque con ella… 

Llegó mi turno y… ventanilla cuatro… al fondo… yo…oh!! 

Me acerque casi presuroso, saque los boletos del maletín los alcancé hacia su finas y cuidadas manos, traté de establecer un primer contacto y con voz casi tímida y entrecortada. 

- “¿por favor aquí puedo confirmar para el Cusco?”. Pregunta estúpida… claro que sí podía… para eso estaba allí… un respiro mas y… 

Ella levanto sus profundos ojos moros, recibió los boletos, movió lentamente sus pestañas dos veces, y una brisa extraña llego a mi al momento que respondió con un tono metálico “A…fir …ma…ti vo…”… toda la humanidad imaginada se quedo en el puente de los suspiros de barranco... o del café Haití o tal vez en la playa, la Av. Larco quedo vacía, se termino el agua en la paccha de Chaclacayo… parecía un robot o quizás lo era...no se. 

En fin… al día siguiente retornamos al Cusco.



 
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